Hace unos días y como caso excepcional tuve que cocinar únicamente para mi. Llegados a este punto y viendo las oportunidades que se me presentaban, poca cosa en la nevera y pocas ganas de ir a comprar (tengo el supermercado enfrente) decidí hacer lo que había, por suerte quedaba nata y bacon, Sí!!! una carbonara. Poco acostumbrada a cocinar para una, me hice un plato demasiado grande para una y demasiado pequeño para dos, hasta pensé en invitar a alguien pero no había suficiente comida y mejor porque no me hubiese dado cuenta de que a veces es mejor comer sola.
Junto con la tranquilidad de comer en un espacio abierto, en medio de un jardín pequeño con flores y con la pequeña brisa que corría, he de decir, que la comida estaba buenísima y disfruté mucho por no tener cerca la televisión, conversaciones absurdas o miradas inquisitivas, fue realmente relajante. Así que os invito a comer un día en la soledad de un jardín junto con un preciado amigo, el silencio.
Junto con la tranquilidad de comer en un espacio abierto, en medio de un jardín pequeño con flores y con la pequeña brisa que corría, he de decir, que la comida estaba buenísima y disfruté mucho por no tener cerca la televisión, conversaciones absurdas o miradas inquisitivas, fue realmente relajante. Así que os invito a comer un día en la soledad de un jardín junto con un preciado amigo, el silencio.
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